lunes, 1 de julio de 2013

¿Costa Rica en el país de las maravillas?

¿Has visto los periódicos, las redes sociales, la opinión de la gente en la calle, las manifestaciones, huelgas y movilizaciones sociales de los últimos meses? No hay duda que los  costarricenses hemos venido sintiendo desde hace muchos que el país atraviesa una crisis.

También en las últimas semanas hemos sido testigos de otras dos noticias de alta relevancia. Una relacionada con la anulación del contrato de concesión con OAS y la más reciente la decisión de la Contraloría de no continuar con el proceso de construcción de la refinería. ¿Cuántos recursos se destinaron para impulsar estos proyectos, cuántas horas de trabajo de funcionarios públicos, cuánto tiempo retrocedimos?

Sin mucho margen de duda, queda en evidencia, una vez más, lo que de manera privada he comentado y que muchos otros también lo vienen diciendo desde hace muchos años (y no achacable solamente a este Gobierno): el país no tiene rumbo. ¿Hacia donde vamos?

Esta pregunta me recuerda un pasaje del cuento “Alicia en el país de las maravillas” cuando la ingenua Alicia le pregunta al gato de Cheshire qué camino debía seguir para salir del lugar donde se encontraba, el gato le contestó que eso dependía del sitio hacia donde quería llegar.  Alicia, desesperada, le respondió que no le importaba mucho el sitio, siempre que llegará a alguna parte, el gato repostó que entonces cualquier camino era “bueno”.

¿Será que para Costa Rica cualquier camino es bueno? Creo que en esta respuesta todos los costarricenses estamos de acuerdo. Todos queremos un país más próspero para nuestros hijos. Todos queremos vivir mejor. Todos queremos que no haya más inequidad. No queremos seguir viendo dos Costa Ricas.

Para esto es necesario que como País, a diferencia de Alicia, defina claramente cuál es el rumbo que quiere tomar. Pero el problema de direccionalidad no es un problema exclusivo de los Gobiernos, como muchos quieren hacer ver. No. Y aunque es una responsabilidad directa del ejecutivo marcar pautas y definir un norte claro, también es un asunto de Estado, es decir, un asunto de todos: de los magistrados, de los diputados, de los concejos municipales, de las instituciones autónomas, de las universidades, de los partidos políticos, de las cámaras empresariales, de los empresarios, de los sindicatos, de los trabajadores, de las organizaciones no gubernamentales, de nosotros, los ciudadanos… de todos.

Las naciones que han conseguido salir del subdesarrolo: los tigres asiáticos, Irlanda, por ejemplo, su punto de partida, fue haber logrado llegar a definir un proyecto de país, un proyecto de Estado, una visión clara de futuro.

Para que nosotros lleguemos a esto es necesario que primero entendamos la importancia que tiene una planificación que nos permita seguir la senda que ha de llevarnos hacia el lugar que queremos ocupar en el futuro.
Para ello, es necesario, entonces, que nos pongamos de acuerdo. Lancemos el reto de darnos la oportunidad de coincidir, de definir el rumbo claro. No el país de las “maravillas” de Alicia, al que se llega si tener un rumbo claro…

Y usted puede pensar que tiene muy poco margen de maniobra, que usted depende de lo que hagan los demás, los políticos –a esos mismos que despellejamos diariamente -; pero no es así, el control y la acción ciudadana es lo que hará la diferencia. Busqué la forma de involucrarse, de aportar, estoy seguro que sabe como.

Creamos que se puede hacer un país distinto… haciendo el viaje más importante, desde la Costa Rica que somos… hasta la que soñamos ser…

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