miércoles, 31 de julio de 2013

EL LLANTO INEXISTENTE

Poco antes de cumplir 18 años, es decir, cuando tenía 17, al gigante se le olvidó cómo llorar.

A la vida no le importó el tamaño y fortaleza de su cuerpo, y como a los pequeños mortales, lo enredó en sus hilos.

El gigante se vio envuelto en una sucesión de acontecimientos que no pudo controlar…Su fortaleza se convirtió en adorno…

Cuando los dioses decidieron dejar de jugar y perturbar al gigante, éste, azorado, se encontró acompañado de su soledad.

La perplejidad fue más poderosa que el gigante…El dolor hizo residencia en su pecho…Quiso llorar y no pudo…El dolor secó las lágrimas…

El gigante, que sí es inmortal, dos décadas después ha recobrado la compostura…Pero se le olvidó cómo llorar…


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