Les voy a contar la historia de mi tía y Matka. En 1978 su
esposo, con quien se casó por lo civil y por la iglesia, se fue y nunca volvió,
dejándola con dos hijos casi bebés. 2 años después ella conoció a Matka (no se
llamaba así, pero así le hemos dicho siempre en la familia, significa mamá en
polaco).
Matka ha sido el gran amor de la vida de mi tía. Matka tomó
esos niños de menos de 4 años y junto a mi tía les dio un hogar. Mi tía
trabajaba en el Estado, y Matka cuidaba de mis primos, los vestía, alimentaba y
protegía. Para mí era normal entonces que algunas familias tenían papá y mamá
viviendo juntos; otras, como yo, tenían un papá y una mamá divorciados; otras
tenían dos mamás y otras, como otros de mis primos, tenían sólo un papá o sólo
una mamá. Incluso uno de mis primos no tenía ni lo uno ni otro, lo crió mi
abuelita, y eso también era una familia.
Tengo fotos de Matka en cada evento de la familia. Ella
ayudó a cargar el ataúd de mis abuelos, enseñó a manejar a mis primos, desfiló
en la iglesia junto a mi tía cuando mis primos se casaron y chinea a sus
nietos, que hoy también le dicen “abuela Matka”.
A propósito del matrimonio igualitario, les pregunté hace
poco a mi tía y a Matka si les hubiera gustado estar legalmente casadas y en
qué les hubiera beneficiado/afectado. Matka me dijo que le hubiera encantado
poder cuidar al bebé de mi primo cuando estaba recién nacido en cuidados
intensivos, pero no pudo porque sólo admiten a los papás y los abuelos. Mi tía
me habló de pequeñas cosas como juntar tarjetas para comprar en el Depósito de
Golfito, el préstamo de la casa, el no tener que sacar un seguro voluntario por
aparte para Matka, etc. “Pero sobre todo”, me dijo Matka, “es lo que simboliza
el matrimonio, el compromiso, la seriedad, la promesa ante Dios, que quede
escrito ante el Estado que somos una pareja”.
Yo sólo espero que Matka y mi tía, que ya pasan de los 60
años, puedan casarse pronto. Mis primos desfilarán con ellas, y sus nietos
llevarán flores y anillos. Es una boda que no me puedo perder.
Yo también espero que suceda; Dios mediante.
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